The Investigation. El puzle de la Realidad

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blank«Todo parece blanco y negro, pero los colores siguen ahí. Tan sólo no podemos verlos… Hasta que vuelva a salir el sol.»

No es la primera vez que he escrito o dicho que la realidad ficcional, es decir, aquella creada por un autor para que exista en la ficción que inventa, es diferente a la realidad real, la que existe ahí fuera para nuestros sentidos. Como tendencia, los creadores de ficción amateurs creen que la sola historia que cuentan es suficiente para epatar al público al que se dirigen, pero no, no es así. Por poderosa y original que sea la historia que se cuenta no es suficiente, por sí sola para conmover a alguien. La realidad ficcional tiene unas normas propias que no rigen en la vida, por más que se parece a ella. Y es mejor conocer esas normas para evitar equivocarse a la hora de crear ficción.

Por no repetir argumentos, pueden remitirse a aquellos que expongo sobre The Wire y Le bureau de légendes, dos series que ejemplifican bien cómo la ficción tiene unos trucos concretos para hacer que lo que se escribe o se plasma en la pantalla, se parezca lo más posible a lo que sucede en la realidad.

A estas dos magníficas series de televisión sumo otra que dejará sin palabras a los amantes de la ficción bien hecha. Se trata de la serie danesa Efterforskningen, mundialmente comercializada con el título The Investigation. Se trata de una serie de seis capítulos escrita por Tobias Lindholm, el mismo guionista, junto a Thomas Vinterberg, de la película Drunk(Another Round), que ha dejado sin palabras a medio mundo en diferentes festivales de cine y que representó a Dinamarca en los Oscars 2021, donde ganó la estatuilla.

Tobias Lindholm no es un amateur, ya dejó deslumbrado a gran parte del público televidente con el drama político Borgen, y ahora se atreve con un caso real, la desaparición de la periodista sueca Kim Wall cuyas últimas noticias fueron haber abordado un submarino para entrevistar a un empresario danés quien asegura que su sumergible se ha hundido tras un accidente cerca de la costa danesa.

Es difícil innovar en la ficción, pero el guionista de Efterforskningenlo logra. Como en The Wire y Le bureau de légendes el grueso del argumento está en el acercamiento a la realidad de una investigación criminal, en las horas pacientes y fastidiosas que debe pasar un investigador cotejando información inservible para dar con una pista que ayude a esclarecer un misterio que tiene delante. Pero Tobias Lindholm da un paso más al no presentarnos, nunca, ninguno de los hechos que investiga, o al menos, no de forma directa como escena.

Pensemos en esto. La mayoría de las investigaciones policiales se centran en un dato escondido, un hecho que ha ocurrido de forma oculta y que un grupo de gente debe sacar a la luz. Las novelas, películas y series, de forma tradicional, desvelan al final de toda la trama, el dato escondido, ya sea con una dramatización en una escena que la recrea, o con diálogos entre los investigadores policiales y el asesino.

Lindholm no saca ni una sola vez la cara del sospechoso. No lo vemos explicarse, dar sus argumentos, mentir o desdecirse una y otra vez hasta que se descubre la verdad, como en la mayoría de los policiales modernos. El argumento de Efterforskningen es el equipo de investigación y nada más. El presunto crimen está siendo presentado al espectador de manera oblicua, con la relación que se establece entre el equipo de policías criminalistas y su relación con el fiscal encargado del caso, y luego con las consecuencias que tiene para el jefe de este equipo y su relación con la familia de la víctima y con su propia familia, desbordada por las horas que dedica él a la investigación del crimen.

Reconozcamos que algo nuevo hay aquí. Los espectadores de Efterforskningen estamos asistiendo a la reconstrucción de un puzle, la cimentación de una armazón que no existe para nosotros ni para los investigadores criminales, pero no vemos ni una sola vez una imagen, un cuerpo, una foto, ni una escena de los implicados en el supuesto crimen, porque todo lo que tenemos son cientos de piezas de ese puzle que debemos armar sin que falte un solo fragmento o toda la armazón se viene abajo.

Para mí los puntos a destacar de esta serie se los llevan la relación entre el policía jefe (actor Søren Malling) el fiscal (actor Pilou Asbæk) porque evidencia los problemas reales a los que se debe dar la cara la justicia en un país democrático para encontrar pruebas claras y contundentes que impidan que un crimen quede sin aclarar y que un culpable quede libre, respetando a la vez el derecho humano de que ningún inocente cumpla condena por algo que no cometió.

El otro punto que destaco tiene que ver con los diálogos, punzantes y escabrosos, que se establecen entre este investigador jefe y los padres de la periodista desaparecida, que nos acercan los elementos más humanos y duros de un equipo que debe informar de los hallazgos que van realizando sobre el supuesto delito que están investigando.

¿La verdad? Creo que esta serie marca una forma novedosa de contar que podría sellar algunos de los nuevos dramas policiales que se avecinan en el mundo de las series de ficción televisivas. Una serie altamente recomendable.

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