El problema fundamental según Black Mirror

blank

blank¿Qué es lo más importante en nuestra vida? Esta simple pregunta que quizás muchos responderían a la primera es probablemente una de las más difíciles tomas de posición del ser humano en su existencia. Por eso es quizás una de las preguntas fundamentales de la filosofía.

Algunas ramas de la ciencia filosófica consideraron los elementos materiales básicos (tierra, agua, fuego, aire), otros que es el arte, entendido como toda fuente de creación humana, Marx dijo que era la relación entre el Ser y el Pensar [1], Camus (con quien estoy más de acuerdo) rectificó que era si valía la pena estar vivo o no:

No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no vale la pena vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía.[2]

Los realizadores de Black Mirror  (Charlie Brooker, como guionista y David Slade, como director), a su manera, han respondido a esta pregunta en el quinto capítulo de su cuarta temporada; el titulado “Metalhead”, y si no lo has visto y te preocupan los spoilers, es mejor que vayas a verlo y luego continúes este texto porque no puedo hablar del tema sin desvelar aspectos del argumento.

Se ha dicho que esta serie se ha estancado; probablemente sea cierto. Esta joya de la ficción nos intenta alertar sobre los aspectos más oscuros de la tecnología, el impacto negativo del adelanto tecnológico en nuestro futuro, en nuestras relaciones con la familia, los amigos, el resto de la humanidad. La necesidad de mantener el listón obliga a ciertos golpes de efecto en algunos capítulos que se resienten de dicho sensacionalismo.

Unos tienen un tono de humor que no logra encajar con la gravedad de lo que cuentan, en otros, el choque hombre-tecnología es poco claro, pero desde mi punto de vista, la serie mantiene la calidad inicial, con giros inesperados, historias bien construidas que nos mantienen pegados a la butaca sin apenas pestañear.

En el mencionado capítulo “Metalhead”, la vida ha cambiado, el ser humano ha perdido la batalla ante los robots, una especie de perros autónomos cuya única misión es acabar con la raza humana. Tres humanos salen en una misión a buscar algo que es vital para un cuarto que sólo existe como personaje sugerido.

Capítulo completo, bien estructurado, con un suspense que nos obliga a estar alertas y que, cuando termina, somos incapaces de valorar el tiempo pasado porque se nos va en un pispás. Filmado con las mejores técnicas de la ficción, enteramente en blanco y negro, con personajes bien caracterizados, un manejo inteligente y fundamental del personaje sugerido, un final con una sorpresa desconcertante y varios datos escondidos que, cuando se revelan, realzan la que, quizás, sea la capacidad más importante de nuestra especie, la solidaridad, el tomar riesgo por otros, la empatía que nos hizo fuertes en tiempos prehistóricos frente otras especies más fuertes.

He confesado a varios amigos que particularmente a mí, este capítulo me dejó una fuerte impresión rayando lo depresivo porque, si bien la hipótesis planteada es improbable, no deja de ser muy verosímil. Luego de ver el robot Spot[3] de la compañía Boston Dynamics, uno no puede menos que sentir cierto temor por la remota posibilidad que nos muestra “Metalhead”.

Y sobre todo con ese final tan impactante, con un trávelin acompañado de un trozo desconsolado de una Sinfonía de Penderecki, que va desde un ser humano vencido y sin esperanzas, atraviesa un campo árido y desolado por falta de humanidad, hasta el lugar donde comienza la historia que cuenta este capítulo, el sitio donde iban a cumplir una misión importante, quizás la más importante de sus vidas, recuperar algo que hoy fabricamos en masa, compramos por unos euros en cualquier tienda y que valoramos de manera casi deleznable.

Ese momento en que vemos el objetivo de la misión de este trío humano, nos remite a la pregunta inicial, al problema fundamental de la filosofía: ¿qué es lo más importante de nuestras vidas? Espero que la pregunta se mantenga en el plano filosófico y que nunca tengamos que preparar una misión suicida para conseguir un osito de peluche.

[1] Diccionario filosófico marxista. Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1946. Pags,248-249

[2] Camus, Albert: El mito de Sísifo, Alianza, Madrid, 2006.

[3] https://www.youtube.com/watch?v=M8YjvHYbZ9w

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *