Todos con Samsung

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CAM00126Comparto con conocidos en una fiesta. El exilio crea curiosas amistades que, de otra manera, sería imposible. Se va a cantar el cumpleaños feliz al homenajeado. La mayoría cubanos que viven en Francia, cantan algo parecido al JoyeuxAnniversaire, y luego una rumbita improvisada con el “Felicidades, fulanito en tu día, que lo pases con sana alegría…”.

–¡Tiren fotos, por favor! –grita alguien.

Todos hacemos el gesto mecánico de buscar en los bolsillos y bolsos nuestro teléfono con cámara, lo cual era impensable hace apenas de cinco a diez años.

Entre tanto jaleo alcanzo a mirar los detalles, las cosas simples en las que casi nadie repara.

Saltan flashes, clicks, vídeos; todos alrededor del niño (mulato como su madre, pero francés hasta las trancas como su padre) que, entre curioso y sorprendido, no alcanza a imaginar qué tanto jaleo en una lengua que a él le resulta conocida, pero exótica al fin, y sobre todo, qué tanta atención sobre él.

Alguien saca un Iphone (Click). Me percato que aquel tiene un Samsung Galaxy Y (Click), el otro un Samsung Galaxy R (Click), otros dos o tres exhiben sus Samsung Galaxy SII (Click, Click, Click), yo mi Samsung Galaxy SIII (Click), y otro por allá con Samsung Galaxy Note (Click).

La sorpresa me hace fijar más detalles, la tele del salón es de Samsung, la nevera en la cocina es Samsung.

¡Joder, pienso, esta empresa se ha hecho de oro con nosotros! Hago una búsqueda rápida en el navegador de mi SIII (Samsung, por supuesto) y leo el titular de la noticia: Samsung lidera el ranking de fabricantes mundiales de smartphones.

Así somos, consumidores compulsivos. Quizás en par de años olvide este texto y vuelva a actualizar mi Smartphone. Seguramente uno de Samsung. Estoy perdido.

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