Estructura general del texto narrativo de ficción

| febrero 17, 2010

La novela y el cuento son, evidentemente, dos géneros narrativos diferentes, con características propias que los diferencian entre sí. Aún así ambos géneros comparten más semejanzas que diferencias.

En su estructura interna, en su esencia literaria, un cuento y una novela –con todas las posibles variantes entre ambos– coinciden en una especie de lógica común. Y es que, tal y como planteó Aristóteles en su Poética, tienen un principio, un medio y un fin.

Por su aparente insignificancia, no se debe tomar a la ligera este planteamiento. Muchos de los que comienzan sus pininos en la creación literaria fracasan por no prestar la debida atención a esta verdad de perogrullo.

La literatura debe dejar una impronta, debe transmitir al lector una enseñanza, mensaje o intención de reflexión. Pero esto no sería posible sin captar antes su atención, sin lograr entretenerlo. Y para hacerlo debemos, ante todo, contarle una historia atractiva.

Pero vayamos por partes. Un relato, sea cuento o novela, tiene una historia y tiene un argumento. El debate entre el significado de una y otra varía de un autor a otro.

Nosotros tomaremos como base que la historia es una sucesión de hechos, un suceso contado detrás de otro sin aparente conexión. En el argumento existe también una sucesión de hechos pero hay una conexión indisoluble entre uno y otro; digamos que el argumento implica a su vez un elemento de causalidad entre ambos.

Haciendo una paráfrasis del más que repetido pero ingenioso ejemplo del novelista y profesor Edward Morgan Foster, en un conflicto de amor y muerte entre Pedro y María podría ser:

“María murió y entonces Pedro murió”. Aquí tenemos un suceso: “María murió”, y tenemos un segundo suceso: “Pedro murió”. Entre ambos no existe elemento de unión.

Por tanto estamos en presencia de una historia formada por dos sucesos. El argumento se justificaría de la siguiente manera: “María murió y entonces Pedro murió de tristeza”.

En este caso hay un elemento causal, una especie de motivación por la cual se unen ambos: un suceso ha dado origen al otro. Visto de una manera más sencilla, en la historia preguntamos ¿qué sucede después?; en el argumento, ¿por qué sucede?

Veamos otro ejemplo más claro:

María está molesta.

Desayuna en silencio.

Pedro lleva a María al trabajo.

María está en silencio dentro del coche.

María le responde mal a un cliente de su trabajo.

Pedro abraza a María.

Esta serie de hechos puede considerarse una historia, pero no es realmente un argumento. Y lograrlo es tan sencillo como establecer los nexos significativos entre uno y otro.

Todo empieza porque María se ha levantado molesta y desayuna en silencio. Podemos entender que ha tenido una discusión con Pedro. ¿Habrá sido en la mañana, al levantarse, o quizás Pedro regresó anoche muy tarde sin justificación y se negó a hacerle el amor? ¿Habrá llegado Pedro con marcas de lápiz labial en las ropas?

Pedro lleva a María al trabajo, pero María se mantiene en silencio. ¿Pedro estará haciendo algo por arreglar la situación o sencillamente le da igual y pasa de todo? También asumimos que María se excede cuando trata mal a un cliente.

Pedro finalmente la abraza. ¿Será porque ha decidido que es culpable y quiere redimirse o sencillamente le preocupa que los demás se enteren de sus problemas y prefiere mantener las apariencias? ¿Debemos entender que este abrazo es el fin de sus problemas?

Todas estas preguntas no hacen más que establecer los nexos entre los sucesos, los convierten en causas y consecuencias, evitando que parezcan meros momentos casuales.

Cuando leemos un cuento o una novela queremos razones, intentamos saber por qué un personaje actúa así y no de otra forma. Cuando nos hacemos esta sencilla pregunta: “¿por qué?”, pretendemos encontrar esas conexiones entre los hechos y, por ende, las causas que derivan unos de otros; o lo que es mejor, el argumento de la historia.

El argumento brinda economía, intensidad y entusiasmo, hace que una historia sea más compacta y dramática. Una historia cronológica en una secuencia simple de tiempo es una forma relativamente ingenua e insuficiente para mantener unidos los hechos. Ese “¿por qué?” inicial mantiene al escritor en la dirección correcta.

Si nos centramos en la historia de María y Pedro es muy importante que fijemos el hecho de que en la muerte de Pedro hay una motivación. Y las motivaciones son consubstanciales a los personajes que son la fuente principal de un texto narrativo de ficción.

Si logramos saber la historia, tenemos claro el argumento y somos conscientes de las motivaciones de los personajes, tenemos avanzado mucho para empezar a escribir un texto narrativo de ficción. Si saldrá novela o cuento es tema para cuando terminemos.

 

Más en: Cómo se escribe una novela. Técnicas de la ficción narrativa

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