La imaginación, fundamento del escritor
H. G. Quintana | enero 27, 2010
Para ser escritor se debe ser ante todo un buen lector y debe conocer, al menos intuitivamente, las técnicas necesarias para provocar la emoción necesaria en el lector. Sin embargo no es suficiente para crear una obra literaria.
El escritor debe reunir ciertas características, a las que se puede denominar «naturales», por no encontrar otro calificativo más adecuado. Debe poseer suficiente imaginación; lo que podría parecer contraproducente, cuando es la realidad su fuente de materia prima.
No basta con trasladar la realidad al papel para crear una obra literaria. Es imposible expresar la realidad, tan compleja e infinita, en los textos literarios. Esa es una labor de la Historia o en parte también, quizás, del Periodismo.
El escritor, por el contrario, crea una imagen de esa realidad, la sintetiza y la somete a un orden controlado, conservando lo que es esencial para lograr su objetivo. El escritor se comunica con el lector a través de un idioma único: el lenguaje del alma, de los sentimientos.
Es por ello injustificable que se le haya abierto un proceso judicial a un escritor como Gustave Flaubert por haber, supuestamente, atentado contra la moral de la sociedad. La literatura tiene el derecho de la libertad de imaginación y sin ella no es concebible una obra literaria. La literatura es mentira, pero una mentira posible. Y esta mentira debe también convencer y emocionar.
La imaginación le brinda al escritor esos elementos que la realidad no satisface; lo ayuda a condimentarla, a crear situaciones que justifiquen la corriente de sentido que subyace bajo todo buen texto literario. Esta capacidad viene prácticamente desde la niñez. Un niño fantasioso, de los que inventan mentiras para justificar sus tropelías, puede llegar a ser un buen escritor.
La literatura es, por tanto, como en el teatro, una imitación de la realidad; y el escritor en esa representación es dramaturgo, director de escena y todos los actores. Es imprescindible que el escritor posea pues una profunda capacidad de mimesis, o desdoblamiento. Primero porque está imitando esa realidad para convertirla en una mentira que aparenta ser real, o lo que es más preciso, para revelarla como otra realidad.
Y sobre todo, como los actores, debe vivir con sus personajes, sentir por ellos, sufrir sus tristezas, revolcarse en sus miserias. Flaubert dijo en el proceso judicial que se le abrió: «Madame Bovary soy yo», y no mentía. El escritor que no logre meterse en la piel de sus personajes —todos los personajes— no convencerá al lector.
Igualmente para ello debe ser un agudo observador y conocedor de la conducta humana. Conocer las posibles respuestas del ser humano ante situaciones comunes o extraordinarias.
Pero todo esto no basta si el escritor no está tocado por la inspiración, por esa especie de inexplicable fuerza interior que lo asalta sin que sepa explicar muy bien qué lo lleva a jugar o sufrir con las palabras para crear ficciones. Expresado en palabras de Leon Sumerlian en su obra Techniques of Fiction Writing: Measure and Madness:
El verdadero escritor posee un toque de locura. Es un exaltado, un verdadero fanático, un inspirado. Este escritor no siempre sabe lo que está diciendo. Tiene una sensibilidad especial para el lenguaje y está borracho de palabras.
Según Sartre, escribir es también:
…revelar el mundo y proponerlo como una tarea a la generosidad del lector. Es recurrir a la conciencia del prójimo para hacerse reconocer como esencial la totalidad del ser; es querer vivir esta esencialidad por personas interpuestas.
¿Está dicho todo respecto a la creación? Nunca es suficiente para expresar todo lo que implica al ser humano, menos aún al hombre artístico. Picasso aclaró una vez que la inspiración era bien recibida pero él siempre la esperaba pintando. Aquí entra en juego otra de las fundamentales características de un escritor: el oficio.
No hablamos ya de elementos «naturales», sino de metas a las que se pueden llegar en el largo camino de la vida.
Más en: Cómo se escribe una novela. Técnicas de la ficción narrativa
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la escritura es mas que una palabra en silencio,queriendo salir a gritos.buscando ser escuchada en todas partes del mundo.
amo a DIOS amo la escritura y es mi pasión…
Así como el sol brilla con tanta fuerza y abraza la tierra con su calor, así te amo yo y me envuelvo de tu amor.
si tan solo pudiera convertir las nubes en versos de amores, dibujaría tu nombre con letras de mil colores..