The Dead Girl. Cifras y tragedias

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blankCuando analizamos las cifras de personas desaparecidas en el mundo nos deberíamos escandalizar. Según algunos organismos entre 113 millones y 200 millones de mujeres se consideran demográficamente desaparecidas. Quizás la cifra sea exagerada pero con que se cumpla la cifra más baja ya son 100 millones o más de tragedias en el mundo.

Por desgracia estas cifras son estadísticas que al ciudadano común le pueden resultar escandalosas, pero lejanas, nos parece eso: una cifra escandalosa, pero una cifra. Las miran en la tele, las escuchan en la radio, las ven escritas en los diarios, pero no las analizan.

Personalizar alguna de esas tragedias es más efectivo desde el punto de vista emocional. Cuando en lugar de una cifra escandalosa conocemos la historia personal de alguna de ellas, el conflicto es más desgarrador, más humano, más cercano. Cuando sabemos su nombre, sus gustos, sus objetivos en la vida, sus problemas personales, empatizamos con la víctima y la tragedia que le ocurre nos es más cercana.

Esta es la base del filme la muerta (The Dead Girl). Desgarradora película sobre la desaparición de mujeres y la tragedia que trae a las víctimas involucradas en ella. Desde la madre de la desaparecida, la hermana, la extraña que encuentra el cadáver y hasta la esposa del asesino, todas son vidas involucradas en el asesinato de una mujer, unas como víctimas, otras como cómplices, pero al final son tragedias alrededor de uno de esos 100 millones de casos que podrían tener una historia similar.

La película de la directora, Karen Moncrieff, es impresionante, con una dirección de actores magnífica y unas actuaciones muy bien logradas, en especial la magnífica Toni Colette, que ya nos tiene acostumbrados a aceptar papeles complejos en películas de reflexión como Pequeña Miss Sunshine o Voces en la noche (The Night Listener).

A los aprensivos es recomendable que la vean acompañados, porque es una de esas historias sin posibilidad para respirar, que nos mantiene en vilo todo el filme y no nos deja otra opción que razonar sobre la tragedia que implica las desapariciones de millones de mujeres en el mundo, ya que no existe final feliz en la violencia ejercida sobre un ser humano o su desaparición.

Sería interesante que este mal de las desapariciones o asesinatos sin resolver sea abordado de manera tan cruda, de forma que los seres humanos seamos capaces ver estas tragedias más allá de las cifras frías de las estadísticas, que podamos levantar nuestros ojos del plato de comida cuando el noticiero del mediodía nos cuente que ha aumentado la cifra de personas desaparecidas. Hay millones de tragedias que caminan nuestras calles y no somos conscientes del todo de ello.

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