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Vamos a romper un esquema. Hablemos de una obra que no es de ficción, pero al decir esto, no estoy diciendo toda la verdad y lo voy a explicar más adelante. Se trata del libro Las fieras cebadas de Kumaon(Man-eaters of Kumaon) del escritor indobritánico Jim Corbett.
Un tigre cebado se ha visto obligado, por la fuerza de las circunstancias más allá de su instinto, a adoptar una alimentación ajena a él. La fuerza de las circunstancias se refiere, en nueve de cada diez casos, las heridas, y en el décimo caso, la vejez. La herida que ha hecho que un tigre en particular se dedique a comer carne humana puede ser el resultado de un disparo negligente y de no haber seguido y recuperado al animal herido, o el resultado de que el tigre haya perdido la calma al matar a un puercoespín. Los seres humanos no son la presa natural de los tigres, y sólo cuando han quedado incapacitados por las heridas o la vejez se ven obligados, para vivir, a alimentarse de carne humana.[1]
En La biblioteca del disidente hago un recuento de muchos de los libros que instituyeron mi profesión como escritor. Describo allí varias etapas de esas lecturas en función de la edad que tenía y el entorno que lo marcó. Una de ellas la llamo “de los empollones”, donde amigos adolescentes con intereses de lectura comunes nos compartíamos libros de todo tipo, desde los mundos futuristas y filosóficos de Isaac Asimov hasta las peculiares aventuras de Rudyard Kipling o Mark Twain.
Fue en estos años de revolución hormonal e intelectual donde descubrí Las fieras cebadas de Kumaon(Man-eaters of Kumaon) del escritor indobritánico Jim Corbett. Es muy probable que por mi propia cuenta no hubiera descubierto las aventuras del naturalista y cazador indio de origen irlandés. La odisea de un ser humano impidiendo que fieras “cebadas”, es decir antropófagas, atacaran a poblaciones humanas en India me llegaron gracias a un amigo que usualmente practicaba la caza con su padre y ya conocía los testimonios del escritor.
Con dudas me introduje en las páginas de este testimonio y me quedé deslumbrado por todo lo que en aquel libro se contaba.
Jim Corbett (Edward James Corbett) nació en 1875 en Nainital, al pie del Himalaya, cuando la India era una provincia más del imperio británico. Creció explorando los bosques de su país, en profunda conexión con la tierra, la selva, desarrollando una marcada comprensión de la fauna y flora local, lo que lo llevó a ser un gran defensor y protector de la selva y sus misterios.
Conocía de armas y era un experto cazador. Estuvo en la Primera Guerra Mundial, donde afianzó sus conocimientos de rastreo y uso de armamento. A lo largo de su vida, fue testigo de numerosos ataques de grandes felinos a poblaciones humanas, lo que lo llevó a involucrarse en la caza de estos animales para proteger a las comunidades afectadas y, de paso, evitar la persecución y eliminación indiscriminada de todos los ejemplares de una misma especie. Cuanto tigre o leopardo que se convertía en devorador de hombres durante las primeras décadas del siglo XX en Kumaon, lo llamaban a él para rastrear y eliminar al felino.
Sin embargo, Corbett no era un simple un cazador que perseguía tigres por pasión cinegética, también era un amante de la naturaleza y un observador perspicaz del comportamiento de los animales. Tenía una agudeza casi instintiva para entender a los felinos, sus movimientos, sus costumbres y podía entender por dónde había estado y adivinar su conducta futura.
En 1935, animado por amigos y familiares, Corbett decidió plasmar sus vivencias en papel. Inicialmente, compiló siete relatos y de ahí resultó una publicación privada titulada Jungle Stories, de la cual se imprimieron solo 100 copias y que no tenía más intención que dar a conocer su experiencia entre conocidos y allegados. Ni siquiera tenía intereses de publicación. Tan sólo 10 años antes Rudyard Kipling había llegado a las cotas más altas de la literatura, con novelas y relatos que ocurrían en las selvas de la India. ¿Quién iba a superar aquello?
Pero resulta que, en aquellos siete relatos, su amigo R. E. Hawkins, gerente de la sucursal india de Oxford University Press, vio algo que no tenían las historias de Kipling. El personaje Jim Corbett que aparecía en aquellas historias, era alguien fascinante e inspirador, tenía una forma paciente y sosegada de conducirse y era capaz de un estoicismo que sobrecogía a la vez que deslumbraba a los lectores de Jungle Stories.
También se notaba una gran diferencia con Kipling, en el trato literario de los personajes que poblaban sus páginas, se apreciaba una cercanía a los aldeanos que hacía su prosa mucho más social y quizás un toque más humano, porque, incluso, el propio autor se sentía a gusto entre ellos. La frase que puede leer como dedicatoria de su libro My India (Mi India) deja claro el amor por sus coterráneos:
En mi India, la India que yo conozco, hay cuatrocientos millones de personas, el noventa por ciento de las cuales son almas sencillas, honestas, valientes, leales y trabajadoras, cuya plegaria diaria a Dios, y a cualquier gobierno que esté en el poder, es que les dé un seguro de vida y de propiedad para que puedan disfrutar de los frutos de su trabajo. En las páginas de este libro, que dedico humildemente a mis amigos, los pobres de la India, intentaré hablar de estas personas, que son profundamente pobres y a las que a menudo se describe como «los millones de hambrientos de la India», entre los que he vivido y a los que amo.[2]
Había en aquellas páginas de Jungle Stories una paradoja difícil de explicar por alguien que no hubiera vivido de primera mano los ataques de fieras a seres humanos y que no siempre se habían visto en la literatura. ¿Por qué un tigre perdonaba la vida a un niño, que es presa fácil a pocos metros, y atravesaba un grupo de seres humanos que estaba más lejos para atacar a un hombre concreto en medio de la muchedumbre? La respuesta que daba Corbett a esa interrogante, su conocimiento del instinto de los animales, su habilidad como contador de historias, hacían que aquel comportamiento animal, quedara explicado con una habilidad que pocos habían visto escritas.
Durante una convalecencia por el tifus en 1943, Corbett amplió la historia y mejoró las que ya componían Jungle Stories. Además, enriqueció todas ellas con observaciones sobre la flora, fauna y la vida en las aldeas de la región dando a luz este increíble libro que se convirtió en una obra maestra: Las fieras cebadas de Kumaon(Man-eaters of Kumaon).
El libro fue publicado por primera vez en 1944 por Oxford University Press en India y fue una locura total. Todo lo que habían hecho grandes los siete relatos privados que le dieron origen se transmitió al libro final. Aquellos emocionantes relatos de caza, junto a la gran empatía y respeto de Corbett hacia la vida salvaje y las comunidades locales, capturaron la atención de un público tan grande que, tan solo un año más tarde se hacía una segunda edición y para mayo de 1946, se habían impreso más de medio millón de copias, y había sido traducido a varios idiomas, incluyendo el español, el checo y el finlandés, así como a seis idiomas indios. Para 1980, Las fieras cebadas de Kumaon había vendido más de cuatro millones de copias en todo el mundo.[3]
Y no es casualidad este éxito. El libro está escrito de forma sencilla, directa y con un lenguaje entre dramático y humorístico que, recuerdo, con 13 años más o menos que tenía yo cuando lo leí, no podía parar. Es un libro de testimonios, describe con nitidez hechos reales que vivió el propio autor, pero el pulso narrativo con que están contadas las historias que lo componen, lo convierte en un auténtico libro de aventuras salido de la pluma de cualesquiera de los mejores escritores de entonces.
Pleno de numerosas anécdotas que van de la aventura a lo increíble casi mágico o maravilloso, como que alguna vez durmió junto a una cobra por evitar molestarla o que pudo salvar la vida de un hombre al que un tigre había desgarrado el vientre y cuyas vísceras se habían salido por la herida. Pero, además, explica comportamientos animales que muestran la vida en la naturaleza, expone ciertas discrepancias de cómo las fieras lograban subir árboles inmensos, atravesar ríos cuando no sabían nadar, desarticular trampas imposibles, y que les hacía casi imposible cazarlos sin arriesgar su propia vida.
Como muestra, aún recuerdo la descripción de un momento muy peligroso que vivió Corbett en la caza de una tigresa en el valle de Nandhour. Soy capaz de relatar de manera fidedigna (o casi) esa escena tan escalofriante de encontrarte con una fiera en el momento en que tienes en la mano derecha el fusil y en la otra un nido de chotacabras que te impide disparar.
Dos pensamientos cruzaron rápido por mi mente, uno, que me correspondía a mí hacer el primer movimiento, y el otro, que tendría que hacerse de tal manera que no alarmara a la tigresa ni la pusiera nerviosa. Llevaba el rifle en la mano derecha, en diagonal sobre el pecho, con el seguro quitado, y para apuntar a la tigresa tenía que girar el cañón del rifle tres cuartos de círculo. Inicié muy despacio el movimiento de girar el rifle con una mano, y apenas de manera perceptible, y cuando había hecho un cuarto de círculo, la culata entró en contacto con mi lado derecho. Ahora era necesario extender el brazo, y cuando la culata se separó de mi costado, continué el movimiento muy lentamente. Mi brazo estaba ahora del todo estirado y el peso del rifle empezó a notarse. Sólo faltaba un poco para que la boca del cañón llegara hasta la tigresa -que no había apartado ni una sola vez sus ojos de los míos…[4]
Cobertt, supersticioso como pocos, según cuenta su biógrafo Martin Booth[5], devolvió el nido al lugar de dónde lo había cogido. Y esta forma de respeto por la naturaleza, incluso por las fieras a las que caza, es una conducta que en él se repite a menudo. Su amor por el ser humano le lleva a eliminar fieras que atacan a los aldeanos, pero su amor por la naturaleza hace que cada tigre o leopardo que caza se sienta obligado a ello como una misión, pero a la vez los admira y los ama. Para que no quede dudas, jamás cobró un céntimo por cazar felinos cebados. Cuando iba a cazar un tigre o un leopardo, pedía que se retirara la recompensa por hacerlo.
Por finalizar, el impacto del libro trascendió la literatura, inspirando dos adaptaciones cinematográficas. O mejor, una y media. En 1948, Universal Pictures realizó una película basada en el libro, aunque el resultado final tuvo poca relación con la obra original. Corbett consideraba que la mejor actuación en aquel esperpento era la del tigre.[6] Posteriormente, en 1986, la BBC produjo un documental dramatizado titulado Man-Eaters of India, con Frederick Treves interpretando a Jim Corbett.
A lo largo de los años, Las fieras cebadas de Kumaon ha inspirado a generaciones de lectores y conservacionistas, destacando la importancia de comprender y respetar la naturaleza. La obra de Corbett sigue siendo una referencia esencial para aquellos interesados en la vida salvaje y la conservación. Como muestra, hoy en día se puede visitar a los pies del Himalaya el Jim Corbett National Park, comprometido con el llamado “Proyecto Tigre”, dedicado a la preservación de los tigres de Bengala.[7]
Ya lo último, para aquellos interesados en profundizar en la vida y obra de Jim Corbett, no se pierdan sus siguientes libros:
El leopardo antropófago de Rudraprayag (1947). Relato detallado de la caza de un leopardo que aterrorizó a una región de la India, mostrando la valentía y determinación de Corbett.
Mi India (1952). Una obra, en parte autobiográfica, que refleja el profundo amor de Corbett por la India y sus habitantes, ofreciendo una visión íntima de las tradiciones y el folclore de las comunidades locales.
La sabiduría de la jungla (1953). Publicada poco antes de su muerte, esta obra recopila las reflexiones de Corbett sobre la vida en la jungla y su relación con la naturaleza.
Y si quieres ir más allá recomiendo de buena gana la biografía escrita por Martin Booth, y que hemos citado en este texto, que se titula Carpet Sahib, que era como le llamaban los aldeanos de la India al propio Jim Corbett. No te arrepentirás.
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[1] Jim Corbett, Man-eaters of Kumaon (New York: Oxford University Press, 1946), 10 (Mi traducción).
[2] Jim Corbett, My India (S.l.: Rupa & CO, 2018) (Mi traducción).
[3] Martin Booth, Carpet Sahib: a life of Jim Corbett, 6. impr., Oxford India paperbacks (Delhi: Oxford Univ. Press, 1997), 229-230 (Mi traducción).
[4] Corbett, Man-eaters of Kumaon, 91-92.
[5] Booth, Carpet Sahib, 140.
[6] Ibid., 230.
[7] «Jim Corbett Books (205 Print) in Hindi, Marathi, Bangla, English, Punjabi, Urdu, Kannada, Malayalam, Gujrati,Telugu, Tamil and other Indian and Foreign languages», octubre 10, 2023, https://jimcorbettnationalpark.com/books-on-corbett-national-park-india.htm.