¿Es la justicia infalible? ¿Podemos los ciudadanos estar completamente tranquilos respecto a que los órganos de justicia van a ser razonables en su labor de impartir lo que deben impartir: es decir, justicia?
Quizás sea esta la idea central de la película El secreto de sus ojos del director Juan José Campanella, realizador de altos vuelos y que ha demostrado su valía en filmes anteriores como El hijo de la novia, Luna de Avellaneda o la magnífica y poco valorada serie Vientos de agua.
Pero no podría asegurar si es realmente esta la idea central. El secreto de sus ojos es una película inclasificable, o clasificable en varias categorías a la vez: un drama de amor, un thriller peculiar, una historia de detectives, una parábola sobre la justicia, todo es aceptable.
Quizás eso la hace diferente, la convierte en peculiar, como casi todo el cine argentino, que incluso las menos interesantes películas tienen algo que las hace llamativas para el amante del buen cine.
Un crimen con violación sobre una mujer joven y atractiva, un juez que se sorprende y obsesiona cuando debe decretar el levantamiento del cadáver y otras varias obsesiones: la de un hombre por saber qué pasó, de otro por conocer al asesino de su mujer, de un amor que no desaparece con la barrera de la muerte.
Un filme al que quizás le sobra algo de metraje, pero que era necesario para dejar las sugestivas reflexiones sobre la vida, la justicia y las pasiones de los hombres que se transmiten a espectador activo.
Me quedo de El secreto de sus ojos, con esa interesante meditación sobre la justicia: ¿qué hacer cuando la justicia no cumple la función para la que existe? Y me quedo además con la idea de que todos tenemos sueños, pasiones fijas que no olvidamos por mucho que cambie nuestra vida.
Un filme recomendable.