¿Por qué es mejor evitar el cine doblado?

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Si quieres escuchar en audio:

blankAlguna vez he contado la anécdota. En 2006 o 2007, en medio de la promoción de Cómo se escribe una novela, fui invitado al programa La luna en Cope, donde participé en un juego, junto al periodista y presentador español Juan Ramón Lucas, que consistía en tratar de adivinar títulos de filmes a través de sus diálogos. Lo interesante es que, alguien que ha visto no poco cine clásico, rarezas que pocos conocen y tradicionales de la historia del cine, no pude adivinar ni un solo título. ¿Por qué?

La respuesta está en el título de este texto: todos los diálogos eran en doblaje español realizado en España, que yo jamás había escuchado en mi vida, porque, para bien o para mal, la mayor cantidad del cine que he visto en otros idiomas ha sido con el sonido original, las voces de los actores originales y no de los del doblaje.

Mi memoria auditiva de los filmes de Billy Wilder, John Ford, Woody Allen, William Wyler, Orson Welles no es la misma que la de un español de mi edad u otro más joven cuya formación cinematográfica haya sido a través de cine con actores de doblaje.

Fue una de las pocas ventajas que me tocó vivir en Cuba. Los estamentos del estado no pagaban, en su mayoría, los derechos de autor extranjeros del cine que se estrenaba o los libros que se publicaban. La isla vivía al margen de la realidad del mundo, y lo que era una violación del derecho internacional se convirtió en una ventaja para los amantes del cine que lo disfrutábamos con el sonido original y con subtítulos. Tampoco existía (ahora no sé si ha cambiado) una mentalidad comercial del arte porque el estado es el dueño de todo y el único que permite y ofrece lo que se publicita en obras artísticas; esto impidió el desarrollo de una industria del doblaje orientada al cine, como sucede en otros países. Así que el cine norteamericano, francés, alemán, sirio o japonés que vi fue siempre, o en su gran mayoría, en idioma original con subtítulos.

Visto desde la distancia temporal fue un aprendizaje. Los que no soportan el doblaje suelen decirme que si leen los subtítulos no pueden ver la imagen, pero es obvio que lo dicen desde la falta de costumbre. Indudablemente es mejor ver las películas y series en idioma original sin subtítulos, pero la barrera idiomática es una realidad inevitable. Ver cine subtitulado, por tanto, es un aprendizaje, una forma diferente de ver cine, que exige un esfuerzo del espectador para realizar dos tareas (cómo mínimo) a la vez: leer y escuchar. No todos los espectadores están dispuestos a pasar por la exigencia de este esfuerzo.

Ya en mi exilio español entre 2002 y 2013 vi algunos filmes doblados en la televisión y en cines, pero me pateaba escuchar a Humphrey Bogart, Robert de Niro o Toshiro Mifune con otras voces a como los recordaba, así que, en cuanto pude, abandoné la costumbre de ver cine en la tele; bueno, en realidad, dejé de ver cualquier tipo de televisión y sólo asisto a estrenos si son en idioma original, o si acompaño a mi hija a ver pelis infantiles, lo cual me limita mucho a la hora de ir al cine.

Como sea, el doblaje no tiene por qué ser malo. De hecho, hay muy buenas industrias dedicadas al doblaje y excelentes actores que se dedican a ello, pero por buenos que sean las adaptaciones de doblaje y los actores que se dedican a él, existen gradaciones de la actuación original, que vienen dadas por la lectura del guion, acciones físicas de la puesta en escena, conocimiento intrínseco de los lugares de filmación, orientaciones del director, que son imposibles de transmitir en un estudio. Más de una vez he visto una discusión fuerte en una película original que casi podría llegar a una pelea física, que se convierte en una conversación civilizada en el doblaje español.

Así que ver cine original subtitulado, si bien empezó como una obligación, ahora es para mí una elección consciente. A la incomodidad de no poder adaptarme a las voces dobladas de mis actores preferidos, se unió una evidencia que llegó por casualidad. Como había logrado aprender a decir las insensateces del español también en inglés, me percaté que cuando se dobla una película, se pierde información.

Esto es por varios motivos, el principal es inevitable tanto en cine doblado como en subtitulado, y es que existen matices en los idiomas que son intraducibles o muy escasamente traducibles a otros idiomas, pero esto es menos preocupante porque en ambos se las arreglan para que ese matiz quede reflejado de otra manera en la lengua española. El problema viene cuando los Estados, por censura política o bajo el influjo de lo políticamente correcto, maquillan, cambian o hacen desaparecer, palabras, líneas y hasta escenas enteras del filme original.

Un caso extremo me sucedió cuando vi la película Atando cabos (The Shipping News) que no sé por qué, vi primero en doblaje español y posteriormente disfruté en el inglés original y sucedió algo que marcó para siempre mi rechazo al doblaje.

En este filme un hombre sin experiencia como periodista llega a ser contratado por un diario local en un pequeño pueblo costero de Irlanda. El primer texto periodístico que entrega fue una crónica sobre los pescadores del lugar, pero le salió excesivamente largo para ser una nota periodística. El redactor del diario le dice cuando ve el montón de páginas:

If I wanted «War and Peace», I would have hired William bloody Shakespeare.

La traducción aproximada de lo que le dice es:

–Si hubiese querido Guerra y paz, habría contratado al maldito William Shakespeare.

Para un espectador atento el error de atribuir al bardo inglés la novela Guerra y Paz, de Tolstoi, no pasa desapercibido. El error caracteriza al redactor, pero también al diario en que trabaja. La mediocridad del lugar ayuda a comprender cuestiones de la historia que luego sucederán. Pues a quien sea que haya doblado el filme para el DVD que circuló en España en la época en que lo vi, el error era intolerable y fue subsanado.

Como digo, es un caso extremo, y en el cine en español, francés e inglés puedo evitarme estos errores e intento ver siempre el original, pero me hizo preguntarme, ¿qué otros elementos me estoy perdiendo cuando veo un filme japonés, alemán o polaco? Errores de este tipo, matices que se pierden y demás, podrían darse también en el subtitulado, pero al menos tengo la esperanza de que no se escapa la tonalidad de la actuación original. Y si bien no entiendo un insulto en chino, sueco o coreano, al menos puedo obtener, por el tono y la gravedad de la voz, una información que un doblaje, se suele escapar.

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