He intentado alejarme de polémicas estúpidas, especialmente aquellas que dividen el mundo en idea políticas, pero a veces es imposible. Tanto ha dado qué hablar la descarada y vergonzante solicitud de subvenciones por parte de los creadores del cine español durante la gala de los premios Goya, y tantas estupideces se dicen sobre el tema, que ya no me importa aportar la mía.
Creo que se enfoca mal el asunto. El cine es cultura, como los libros, la pintura, el teatro y la ópera. Preguntar si se debería subvencionar al cine sería preguntarse igual si se debería hacer con otras esferas de la vida pública y social de un estado.
¿De qué vive un artista en el mundo actual? De vender su obra, de convencer a gente de que compre su libro, su pintura, vaya al cine o al teatro, que compre su disco o, como ya va siendo norma, de que se suscriba a un canal online desde donde se promueva su obra. Es decir, que un artista depende, como el resto de la gente, de las leyes del mercado.
Si me preguntas si se debería pagar a alguien por hacer su labor creativa diría que no, tajantemente no, pero esto es una boutade que no muchos se creerían siendo yo mismo un creador y conociendo, como también conozco, un poquito de historia del arte.
¿Cómo vivía un artista antes de que el mercado dictara lo que sigue existiendo o no? Mediante el mecenazgo, es decir, un tipo o una institución con dinero, un rey, un señor feudal, la iglesia, y más delante, un burgués; esto es, gente con poder político o económico que quería hacer propaganda de su vida privada o profesional y que contrataba los servicios del artista para que pintara, escribiera o cantara sus hazañas o del ideario que quería fomentar.
¿Es esto malo o bueno? Pues te doy unos ejemplos para que juzgues. Sin mecenazgo no tendríamos Capilla Sixtina ni quizás, la mayor parte de la obra de Miguel Ángel, y ya que estamos, casi toda la obra pictórica o arquitectónica que hoy en día podemos ver en templos, iglesias y monasterios; probablemente no existiría la obra de Virgilio ni Horacio; no tendríamos gran parte de la filosofía grecolatina; ni la mayor de las pinturas y esculturas que hoy en día admiramos en El prado o Le Louvre; habría dudas de la existencia de muchas obras de Mozart o Beethoven o buenos ensayos artístico-filosóficos que sólo nacieron porque formaban parte del ámbito académico.
Todo esto es una triste paradoja que no invalida la existencia de la obra de Vincent Van Gogh, John Kennedy Toole, Franz Schubert, Edgar Allan Poe o Franz Kafka, todos creadores inevitables en su campo y que jamás cobraron o cobraron muy poco por sus obras porque vivieron en épocas donde era el dinero quien mandaba y no tuvieron nadie que los patrocinara. La triste paradoja es saber qué habría pasado si hubieran tenido un mecenas. ¿Se imaginan?
Por lo tanto, por más que intente ser un liberal en lo económico, no dejo de preguntarme si se debería o no pagar por la existencia de cosas que tenemos delante de nosotros y que no son necesariamente culturales: la creación de una empresa, una cosecha agrícola perdida por decisiones políticas, organizaciones no gubernamentales, Fundaciones, etc… Y más, me cuestiono si existirían obras de arte, o incluso manifestaciones culturales completas si no tuvieran un patrocinio o mecenazgo por parte de una alguna entidad con dinero o poder político. ¿Habría Ópera si se deja que viva únicamente del mercado, o poesía, o teatro, o ciertas creaciones artesanales del vulgo?
Por suerte la cultura es parte de nuestro legado y sobrevivencia como especie, por desgracia no todos necesitan del arte, o mejor, de todos los tipos de arte. El ser humano produce arte por es también una forma de alimentación, esta vez espiritual, y quizás no debería dejarse que algunas manifestaciones minoritarias desaparezcan porque el mercado; y el vulgo que lo sustenta, vaya por otros derroteros.
¿Entonces cuál es el problema con tanta polémica por las subvenciones al cine español? Probablemente debemos pensar en dos elementos concretos: el carácter de industria que (además del cultural) tiene el cine porque produce (o debería producir) mucho dinero y el otro elemento, que creo más importante, es el desfase de los creadores, productores, artistas en general del mundo del cine con el público por cuestiones ideológicas.
El mundo del cine español, y gran parte de la cultura general, sus partidarios y defensores potencian una ideología de izquierdas y sólo de izquierdas. Esto no es, por sí mismo ni bueno ni malo siempre que los que se posicionan de otra manera públicamente no sean defenestrados ni pública ni económicamente. ¿Recuerdan lo que sucedió a la cantante Russian Red en 2011 a la que llamaron hasta ignorante por decir que era de derechas?
La ideología del artista no debería importar para apreciar su arte como consumidor ni para apoyarlo económicamente desde ámbitos estatales, pero esto es inevitable en muchas esferas de la cultura por el propio sectarismo de bandos que divide al resto de la sociedad española. Muchos que defienden las subvenciones al cine saben, aunque no lo reconozcan, que la mayoría de ese dinero va a apoyar a grupos vinculados a la izquierda, y después se escandalizan cuando otras instituciones o gobiernos regionales apoyan al artista de otras ideologías que se encuentra marginado de las primeras.
El verdadero problema, quizás, no es si se paga o no se paga a un autor de cualquier arte o género artístico por hacer lo que supuestamente es su labor, crear; el problema es velar los criterios de transparencia por los cuales se entrega este dinero, no para supervisar ni censurar lo que crea, sino para que llegue a todos los que lo necesitan independientemente de sus ideas políticas.