Querido amigo cubano:
Tengo muchas dudas sobre la vida, y cada día que pasa estoy menos seguro de nada, y reconozco mi ignorancia ante muchas más realidades que antes. Como aquel suicida griego, pero sabio, que dijo que sólo sé que no sé nada.
Yo, ante tantas dudas quería preguntarte, a ti que me has negado rotundamente que en Cuba se haya torturado alguna vez, que me has negado con vehemencia que Orlando Zapata Tamayo y otros presos o disidentes cubanos no son más que unos delincuentes comunes de los que no quieres oír hablar.
Quería preguntarte, querido amigo cubano, a ti que me has asegurado, desde tu posición que te permite viajar al extranjero con pasaporte estatal, que no existe ningún problema con Internet en Cuba, y si existe, es por culpa del bloqueo americano a la isla, esa isla que los dos queremos por igual aunque me niegues a mí el derecho a amarla.
Quería preguntarte, amigo cubano, querido amigo, que me niegas que en Cuba haya mujeres vestidas de blanco que se manifiestan por sus maridos presos; que me has cambiado de conversación cuando te hablo de que hay personas en Cuba que mueren de hambre por defender tu derecho a expresarte ahora y en un futuro democrático que inevitablemente (escucha y lee bien) llegará a nuestro bello país caribeño.
Quería preguntarte, ante mi grave ignorancia sobre Cuba, a ti que me niegas que en Cuba hemos vuelto a perder los pocos derechos que hemos logrado, como aquel de tener dólares americanos sin que te penalicen por ello o tener negocio propio sin que ello sea una especie de culpa ante el Estado.
Yo te pregunto, querido amigo cubano, ¿Qué me dirás, que me responderás, cuando Cuba sea una democracia y todo lo que me niegas se demuestre verdadero?
Sólo quiero saber, ¿qué me responderás entonces, querido amigo cubano?
Sólo espero, que como me dijo otro amigo cubano, no te conviertas en ese personaje que luego se niega a ver la realidad escondiéndose tras el pretexto de que las grandes trasnacionales de la noticia y los reales poderes fácticos se habrán aliado para desacreditar a la revolución cubana. ¡Qué pereza!