Cada cierto tiempo debo argumentar a personas que conozco que están en un error cuando dicen que el mundo actual es peor que cualquier otro tiempo pasado. La mayor parte de las veces logro, al menos, dar algo de reflexión sobre el tema; otras, ni caso. Hay quien está convencido que el mundo actual es lo peor que se ha inventado por mucho que saques a pasear las estadísticas de muertos por siglos y demuestres que lo que nos invade es la información y no la debacle.
El mundo no es perfecto, más bien al contrario, está lleno de lacras, incertitudes y dudas. Por momentos parece el preludio del apocalipsis, en otros el título de cierta famosa canción de Louis Armstrong. Como sea, no es el mejor, pero sí el mejor posible.
Con Carnage, la magnífica película de Roman Polanski, estas reflexiones y otras quedan fijadas como punto de partida para una conversación más larga entre amigos. Mi amiga Diana, me apuntó hacia este filme, y la verdad, le estoy muy agradecido por recomendármela.
Cuatro adultos de clase media (lujosamente interpretados por 4 actorazos como Jodie Foster, Kate Winslet, Christoph Waltz y John C. Reilly) que forman a su vez dos matrimonios que se encuentran por un episodio de violencia entre los hijos de ambos matrimonios, dejan uno de los conflictos más bien encaminados que recuerdo entre la violencia y lo políticamente correcto.
Ese punto a favor respecto a la argumentación sobre la violencia es desquiciante. Nos deja sin aliento la idea de que somos impulsivos por naturaleza y que sólo nos frena lo que hemos heredado en forma de justicia, luego de tantos años de convivencia con los demás y siglos de prueba y error.
“El origen de la ley, como sabes, es la fuerza bruta.” Dice uno de los personajes, y luego queremos quitarle la razón hasta que recordamos que cada mes en google una de las preguntas que hasta mil usuarios realiza es: ¿Cómo esconder un cadáver?
Entonces nos queda la perspectiva espacial y temporal de un mundo donde en algunos países un niño de 13 años ha matado a varias personas de alguna tribu rival u otro donde hace nada en tiempos históricos (hasta las ciudades del medioevo, o incluso después) un joven de 20 años ya era un adulto con varios asesinatos en su espalda.
La película nos obliga a preguntarnos: ¿es que en realidad somos asesinos en potencia y sólo nos frena la ley? Esta cuestión es un punto de inicio para investigar, debatir, meditar sobre lo que somos, seres humanos fracasados en potencia o soñadores en espera del momento que nos corresponde.
Desde mi punto vista lo más interesante de esta joyita es esa argumentación sobre lo que reprimimos, aquellos anhelos y sueños que han sido apagados por la vida real y que rara vez expresamos. El episodio tonto de dos niños que se pegan con la misma soltura conque luego comparten un bocadillo, nos adentra en una reflexión sobre nuestros fracasos que no dejará indiferente.
El mundo no es blanco y negro. Ni siquiera podemos decir que el gris lo completa. Lo que nos rodea tiene infinitos colores, matices y tonalidades; debemos aprender a vivir con todos, nos guste o no.