Celda 211 y Un profeta, de nuevo el mundo de las prisiones

blank

blankEl mundo de las prisiones es siempre oscuro, desconocido, intrigante para quien no lo conoce. Son varias las obras de ficción que abordan este tema y siempre con bastante aceptación por parte del público. Entre ellas las últimas que se conocen en el mercado son la película francesa Un profeta y la española Celda 211.

En la española se da un ligero vuelco a estas historias incluyendo en el conflicto a un funcionario de prisiones que se ve obligado a tomar una decisión rápida para sobrevivir ante la inminencia de un motín mientras visitaba la prisión en la que comenzaría a trabajar al día siguiente.

El gran logro de Celda 211 son sus actuaciones. Luis Tosar ha dejado uno de esos papeles que ganaría premios en cualquier certamen. Y el otro gran logro es la disipación de la frontera entre buenos y malos. En esta película hay una crítica tan severa al Estado que los presos parecen hermanitas de la caridad.

Bien es verdad que si aunque la realidad sea distinta, este desaparecer la línea entre bien y mal provoca una reflexión bastante seria e interesante sobre la forma en que el estado castiga a los ciudadanos que no se ajustan a las normas. Fuera de ello la película adolece de lo mismo que le sucede a casi todo el cine español: exceso de realismo social, ideologización innecesaria, etc.

La película francesa Un Profeta (Un prophete), es un análisis muy llamativo y crudo sobre la realidad carcelaria actual en Europa. Aquí quizás lo más interesante es la visión del director Jacques Audiard sobre las consecuencias de algunos esquemas actuales de la sociedad occidental que se reflejan en el mundo de las prisiones.

La llegada de la inmigración y el ascenso de la delincuencia del mundo musulmán con sus propias normas y reglas, está analizado con la historia de Malik El Djebena, un joven de origen árabe que entra a prisión por 6 años con la inocencia de un adolescente y se ve obligado a cometer actos delictivos para poder sobrevivir en medio de la lucha de árabes u occidentales en la prisión, siendo él mismo un nexo de conexión entre ambas partes en pugna.

La actuación de Tahar Rahim es convincente con asteriscos y signos de más. Logra encauzar y transmitir con eficacia el punto medio necesario entre la inocencia del adolescente que entra por primera vez en una cárcel y la maldad propia de quien ve una salida para sobrevivir –y algo más– en un mundo que le resulta adverso.

La historia que se retrata en Un prophetees inquietante, nos deja con una reflexión turbadora sobre lo que pasa en nuestro mundo actual por debajo de la sociedad, en el mundo de la delincuencia, del terrorismo, de los que no se adaptan a las leyes, allí donde los ciudadanos respetuosos de la ley jamás alcanzamos a llegar y al cual cerramos los ojos para no querer ver.

Además de las actuaciones merece un aplauso cerrado el guión del filme. Con esas escenas de una realidad imprecisa, que navegan entre la fantasía y la realidad, donde los muertos visitan a los vivos para servirles de conversación y donde una capacidad extrasensorial es puesta al servicio del mal.

Una película más que interesante que no en vano ha sido nominada a los Oscars como mejor película extranjera y que quizás no gane por intereses ajenos al cine, pero que seguirá siendo una obra maestra sobre cómo llevar la evolución de un personaje a través de una historia bien argumentada y entretenida.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *