Consideraciones sobre la anagnórisis
H. G. Quintana | abril 14, 2010
La anagnórisis, descubrimiento o epifanía es un momento vital en la historia de ficción porque cambia la visión del personaje y del lector sobre el final del conflicto. Cuando se habla de anagnórisis y de clímax en la literatura es casi obligatorio hablar del cuento “Los Muertos” de James Joyce incluido en su libro Dublineses.
En este cuento el verdadero conflicto no es externo. No hay acción física por obtener un objetivo ajeno al personaje, no hay una guerra, ni conflicto que involucre del todo a varios personajes.
En muchos cuentos y novelas, el verdadero conflicto es la conciencia del protagonista. Y no en vano Joyce lo llama epifanía. En este momento, como en la epifanía cristiana, hay una revelación desencadenada por un hecho.
Puede ser que el protagonista esté turbado por la circunstancia que da origen al conflicto o porque desconoce los riesgos a que estará sometido durante la búsqueda de su motivación: el argumento se inicia con esta inquietud o desconocimiento.
El instante en que el personaje será consciente de su suerte o circunstancia lo debe decidir el escritor con una precisión de cirujano, y debe hacerlo con suficiente ingenio para mantener la atención del lector sin llegar a agotarlo innecesariamente.
Este reconocimiento, anagnórisis o epifanía, no puede ser un hecho fortuito dentro de la historia. Si un personaje cambia su visión o su conocimiento de la vida, debe existir uno o varios hechos, una acción física que desencadene este descubrimiento.
En el ejemplo de una pareja formada por María y Pedro donde ambos son felices todo cambia cuando María descubre una mancha de Carmín en la camisa de Pedro.
Hasta ese momento ella era ignorante de algo que se convierte en descubrimiento importante porque cambia su visión sobre algo importante para su vida futura y cambia la visión del lector sobre el argumento del relato.
Gabriel Conroy, el protagonista del cuento de Joyce, se ha dado cuenta que es un esposo intrascendente y superficial tras la confesión de su esposa, Don Quijote es consciente de su locura cuando está en su lecho de muerte.
Es necesario aclarar también que un reconocimiento no es necesariamente el final de una historia. No se puede negar que, en cierta forma, la anagnórisis condiciona el final, pero no siempre lo determina.
En «Los muertos», Gabriel decide hacer un viaje y este será un final precipitado por su momento de reconocimiento personal. En otros casos este reconocimiento cambia la visión del personaje, lo hace tomar una actitud diferente a la que hasta ahora tenía pero la historia puede continuar hasta un final inesperado para el protagonista.
En términos generales, los personajes, la diferencia entre el argumento y la historia, el conflicto, la anagnórisis, el clímax y el desenlace, son los principales elementos que no debe desconocer un escritor de ficción narrativa.
La forma en que los utilice es una cuestión particular, aunque en esencia la literatura actual, por muy innovadora que pretenda ser, aún se rige por estos patrones, ya siguiéndolos, ya enfrentándose a ellos, mas nunca desconociéndolos.
Más en: Cómo se escribe una novela. Técnicas de la ficción narrativa
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Leyendo por aqui tus cosas. Y pensando en la muerte, no en la propia, que al final creo que uno se muere...
genial escrito como lectora desconocia el termino anagnórisis,