The Highwaymen. La importancia del punto de vista

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blankCuando hablo del punto de vista en clases de literatura o cine, siempre tengo la impresión de que descubro a los amateurs algo que siempre han sabido, aunque no fueran conscientes. Para ayudarles a entenderlo hay un nuevo ejemplo: el filme The Highwaymen, del director John Lee Hancock.

La película es muy deudora del cine de Brian de Palma, y más concretamente, de The Untochables; es tan cercana a ella que, por momentos, si nos abstenemos de reflexionar en términos históricos, parece una continuación de aquella con un personaje real llamado Frank Hammer (Kevin Costner) especie de Elliot Ness ya retirado y al que vuelven para resolver un problema que la policía es incapaz de solucionar.

Pero no es una continuación ni histórica ni temática. Asistimos una vez más al tema de Bonnie y Clyde, aquella pareja de ladrones y asesinos que, en la América del Norte posterior a la crisis económica de 1929 sembraron a la vez el rechazo y el beneplácito en las calles; rechazo por lo despiadado de sus crímenes, rematando a sus víctimas sin piedad y con desfachatez; y aceptación porque gran parte de la sociedad, hastiada de sus problemas económicos y todo lo que con ellos viene aparejado, asumió como propios los preceptos de esta pareja de asesinos que atacaba a uno de los más odiados sectores en una sociedad en crisis: los bancos.

Según se describe en documentos históricos no eran exclusivamente asaltadores de bancos, también se ensañaron con pequeños comercios y gasolineras, pero, sobre todo, asesinaron a varios agentes de la ley, lo que provocó que el estado descargara toda su furia para cazarlos, vivos o muertos. El gobierno del estado de Texas contrató los servicios de Frank Hammer, quien, a su vez, llama a su más cercano colaborador Maney Gault (Woody Harrelson) para cazar a la pareja que durante 3 años había sembrado el terror en las calles a la vez que eran adorados como estrellas de cine.

Como ya sabemos, el punto de vista de una historia de ficción, incluso en los documentales y hasta en algunos libros de no ficción como la biografía, tiene que ver con la mirada de quién nos cuenta la historia que estamos viendo o leyendo. En un crimen del quinto piso donde un hombre mata a una mujer o viceversa, no es lo mismo saber la verdad si nos la cuenta el hombre o la mujer (en ambos casos cambiaría la historia si se es asesino o víctima), el hijo de ambos (que vive con ellos), el vecino de arriba (si es pederasta o agente de la ley) o la mujer del bajo (que puede padecer misandria o ser bombero).

No hay que sorprenderse con que la víctima cuente su propia muerte en la ficción. Ya sabes que la famosa historia de Rashomón, de Akira Kurosawa y basada en un cuento de Ryunosuke Akutagawa, tiene este tipo de estructura de contar una verdad desde diferentes ángulos para tratar de descubrir un crimen.

Hay tantos ejemplos y modos para ilustrar el punto de vista que llenarían folios. Si te interesa el tema y no te molesta el autobombo, te remito a tres libros propios: Cómo se escribe una novela, Cómo escribir ficción. Aprendiendo con el cine y, por último, Una gota de agua sobre la roca

¿Por qué hablo de que el punto de vista es importante en esta película de John Lee Hancock? Hasta The Highwaymen, la ficción ha recogido la historia Bonnie and Clyde desde el punto de vista de la cultura popular, unos adorables Robin Hoods norteamericanos, enfrentados a una maquinaria sanguinaria y poderosa que es el estado apoyado por los malvados bancos.

Como director de cine o escritor, por más que intentes no suavizar la vida criminal de esta pareja, si escoges contar la historia desde su punto de vista, o desde el punto de vista de la mitología popular, es poco probable que puedas evitar la simpatía del lector o espectador. Como consumidores de ficción tenemos tendencia racional a empatizar con los protagonistas.

La película concibe lo que hasta ahora no recuerdo que se hiciera con esta pareja de criminales en la ficción, y es cambiar la cámara de posición espacial, meternos en los entresijos de los que hasta ahora han sido los malos de la historia, es decir, los Rangers que les dieron caza. Por vez primera, y sin dejar de prestar atención a aquella parte de mitología popular, vemos los argumentos de los que sufrían los crímenes de Bonnie y Clyde.

Más allá de los obligatorios paralelos con otras películas del mismo tema y la predecible caracterización de los personajes principales, este filme, está muy logrado en términos de recreación de la historia y los elementos formales escogidos para contarlo; y sobre todo, nos aporta una visión diferente de un hecho que la historia, y la mayoría de la ficción realizada sobre esta pareja de criminales, ha dulcificado hasta la saciedad.

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