Alguna vez escribí por algún sitio: El recuerdo extraordinario que guardamos de un amor pasado podría ser la belleza de lo imposible por alcanzar y no la del hastío impertinente de la convivencia.
Podría, pero no es obligatorio. Como existen bajas pasiones y tendencias negativas, existen amores únicos, seres más allá de la vida y la muerte, sacados de un mundo que parece no existir, pero existen.
Y aún es necesario no idealizar. Aún es necesario comprender que tal como somos de carne, hueso y contradicciones, lo son las personas que amamos, que pueden parecer de otro planeta, pero tienen la misma carne corruptible, la misma sangre voluble y semejantes contradicciones indestructibles.
¿Del pasado? ¿Arrepentirse? De ninguna manera. Si bien se dice que no debemos arrepentirnos por las cosas equivocadas que dejamos detrás, sino por las cosas correctas que hicimos por las personas equivocadas, en realidad nada es tan pesaroso.
No recuerdo las veces que dije: lo siento, sin saber qué había pasado sólo por el deseo de seguir adelante; no recuerdo la de veces que tuve la razón y preferí callarla para seguir adelante; no recuerdo la de veces que tuve opiniones sobre algo que preferí obviar por el deseo de seguir adelante. ¿Me equivoqué? Puede ser, pero no me arrepiento, si bien me cansé de decir: lo siento.
Sí, hicimos cosas correctas por personas equivocadas, pero igualmente esas desafortunadas nos preparan para las correctas. Negarse a andar el camino donde debes sortear los obstáculos que te pone la persona amada no es renunciar, es usar el sentido común.
¿Existe el amor ideal? Sí, y no sólo aquel que no se consuma, o que se consuma a medias. Hay un pasado donde mirar amores absolutos, llenos de vitalidad y fuerza porque nunca supimos si tienen la misma carne, sangre y contradicciones, pero también hay caminos por recorrer, puertas que abrir y lechos donde dejar parte de nuestros miedos.
Debes tener la mirada alerta y la mente abierta; debes tener los brazos extendidos y la sonrisa dispuesta. Así como alguna vez has esquivado los obstáculos que te ponen en el camino para amar, hay delante grandes avenidas por transitar, caminos que no conoces, pero intuyes; grandes sendas donde conocer nuevas sensaciones.
“También es bueno amar, pues el amor es cosa difícil. El amor de un ser humano hacia otro: esto es quizás lo más difícil que nos haya sido encomendado. Lo último, la prueba suprema, la tarea final, ante la cual todas las demás tareas no son sino preparación. (Rilke dixit)
Bien, Héctor. Gracias.