La dictadura de las apariencias
No vivo pendiente de Cuba y sus azares. La isla me ha desencantando tantas veces que sus logros y miserias han terminado por aburrirme. La queja está bien, pero si a quien hace algo más que quejarse lo relegan al pozo de las ratas sin patria, aquellos que no tienen ganas ni fuerzas para ser mártires…