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En el intervalo de una semana tuve dos debates interesantes sobre la creación. Más concretamente, sobre la percepción que el producto de dicha creación (novela, película, serie) tiene en el público. El primero fue un taller de creación con el nombre de Mario Vargas Llosa, publicitado por Facebook, y entre los tantos comentarios desconcertantes, había algunos que odiaban la prosa del escritor hispano-peruano con adjetivos como “infumable”, “aburrido”, “adormecedor” “sin dirección”, “cansino”.
El otro debate fue un comentario que expuse sobre la calidad de la película Barbie, donde apunté a la curiosa experiencia de que cuando muestras los defectos cinematográficos que puedas ver en el filme, siempre alguien responde con criterios sociopolíticos, donde no falta algún improperio para acusarte de machista. Lo interesante es que, aun cuando en varios momentos expresé mi opinión concreta, alguna antagonista seguía sin verlo…; aunque yo creo que, más bien, no lo comprendía.
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