Una verdad incómoda y discutible

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blank¿Qué pasa en nuestra sociedad que las personas discrepantes se convierten en blanco de los que esgrimen las verdades absolutas? Seamos serios, ni la religión es la única explicación de los misterios de la vida, ni la ciencia es capaz de darnos certezas ineludibles sobre ellos. La religión nos ruega a creer por medio de la fe: si algo nos parece inexplicable, son los inescrutables caminos del Señor pero es Verdad porque es divina. La ciencia, sin embargo nos promete explicarnos las causas y consecuencias de lo que nos parece inexplicable reproduciendo –o intentándolo al menos– el mismo hecho en un laboratorio o cuando menos hurgando en él cuando se repite. No existe una única fuente del conocimiento que nos permita erigirnos en guardianes de sus secretos.

Sin embargo los seres humanos buscamos la verdad, muchas veces a toda costa, sin argumentos, apuntándonos a cualquier teoría o hurgando los mínimos rescoldos que nos permita la Naturaleza o Dios. Creemos por fe, convicción o por experimentación práctica. Para llegar a la verdad la ciencia reconoce la práctica como el más extendido criterio valorativo de la verdad y que nos permite tener algunas pocas certezas sobre el mundo.

Si lanzamos una botella de vidrio al suelo y no se rompe no podemos dar por verdadero que el vidrio es inmune a los golpes y que ninguna otra botella de vidrio se romperá hasta que no repitamos el experimento un número suficiente de veces para demostrarlo. Así que si de cien botellas sólo unas cinco o diez de ellas no se rompen, nuestra conclusión es con toda seguridad diferente a nuestra premisa inicial.

Lo preocupante es cuando no hemos realizado ningún experimento por nuestra cuenta y nos dejamos guiar por alguien que asegura que la mayoría de los científicos que tienen reputación sí lo han realizado, y nos aseguran, con absoluta certeza, que las botellas de vidrio no se rompen si se las lanzan al suelo. Por desgracia, la mayoría de la gran masa humana lo daría por válido sin cuestionar ni una coma: si lo dicen los científicos… Así se convierten argumentos sin experimentación previa o sin argumentación solida en otro tipo de ortodoxia que semeja a la fe. Esto es lo que sucede con el cambio climático.

Las críticas que le han llovido al ex presidente del gobierno español, José María Aznar, y antes a Mariano Rajoy, presidente del partido de la oposición en España, y antes a otros tantos que se atreven a criticar la ortodoxia que se impuesto sobre el clima no son precisamente del tipo “solidez democrática con argumentos”. Los epítetos son de lo más variado: analfabeto funcional, vendido a las grandes transnacionales del petróleo, neocon, enemigo del planeta y del hombre. Poner en duda este dogma recuerda de alguna manera a la negación durante siglos por parte de la iglesia de la curvatura de la tierra y del sistema holocéntrico del universo. Sólo que ahora no te queman, te ignoran profesionalmente, que es casi como quemarte en vida.

Lo curioso es que la mayoría de los críticos serios del cambio climático no lo niegan, lo que ponen en duda es la inevitable influencia del hombre sobre dicho cambio. Cualquier persona, sin ser un gran científico, ni tener una gran cultura, puede leer argumentos a favor o en contra del factor antropogénico del cambio climático y les aseguro que estarían de acuerdo en que las dudas que existen sobre ello justifica un análisis desprejuiciado de todo interés político o ideológico antes de tomar medidas que sean verdaderamente efectivas.

Recomiendo, para un primer acercamiento sobre el tema, que se vea el documental de Al Gore, Una verdad incómoda y a continuación su gran bestia parda El gran fraude del cambio climático (The Great Global Warming Swindle) de Martin Durkin.

Intentaré citar sólo algunos elementos que me han llamado la atención de este tema y sobre el que se debería reflexionar y debatir en lugar de ocultarlos.

Primero sería interesante saber por qué en el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) todavía citan como fuentes autorizadas a personas que se acercaron científicamente alguna vez a este grupo y hoy han renunciado porque no creen en sus postulados. Es como si citáramos todavía a Galileo o Giordano Bruno como defensores del Geocentrismo.

Algo más. Si el hombre es la fuente del calentamiento global con la producción masiva de CO2, ¿qué motivó que en períodos anteriores hubiera diez veces más CO2 y no hubo cambios climáticos?

Otro poco. ¿Por qué en los informativos mundiales, en los foros internacionales, en los debates científicos sobre el cambio climático no se habla con suficiente claridad de la llamada Pequeña Era Glacial que sumió a Europa bajo los efectos de un invierno crudo en el siglo XIV y con apenas emisiones de CO2 provocado por el hombre y a la vez se nos niega información de los conocidos como Período Medieval Cálido y del Holoceno Máximo (éste último durante la edad del Bronce) con temperaturas, incluso más altas que las actuales?

¿Por qué no se nos dice que la etapa de mayor calentamiento global del tiempo moderno fue durante los años 20 del siglo pasado cuando menos industrialización existía? Y lo que es aún más curioso, ¿por qué no nos aclaran que el calentamiento comenzó justo antes de que llegara esta gran época de la industrialización masiva (esto es, antes de 1940) y que justo disminuyeron cuando comenzó?

¿Por qué no se nos dice que a la vez que se deshiela el polo norte, aumenta el nivel de hielo del Polo Sur?

Y aún más importante, ¿por qué los gráficos estadísticos recogidos por muchos científicos evidencian que el nivel del CO2 aumenta luego de cada calentamiento global y no al revés, como si fuera una consecuencia y no una causa? Por suerte o desgracia la vida es más compleja que creer por fe o sólo a una parte de los científicos, y ofrece menos certidumbres que las que el hombre necesita. Creo muy seriamente que como seres humanos preocupados por los problemas de nuestro mundo deberíamos tener más información, ser más inquisitivos, buscar más argumentos y alcanzar el grado más alto que podamos de conocimiento sobre nuestro entorno.

Todo ello antes de gastarnos nuestros ahorros en proyectos de todo tipo que parece ser que sólo provocarán una estabilización a corto plazo del calentamiento global. El mundo tiene problemas muy serios de hambre con suficiente alimento en el mundo para todos, guerras por ideologías, desabastecimiento de materias primas, y muchas cosas más por las que preocuparse hasta tanto alguien nos asegure, tras un debate serio, que no estamos tirando nuestro dinero y nuestro nivel de desarrollo actual.

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