Es comidilla de webs y blogs, conversaciones entre compañeros de trabajo y tertulia improvisada de pasillos. Los Estados Unidos, la potencia imperial del momento es hipócrita cuando toma medidas contra países que usan armas nucleares siendo ellos los primeros en tenerlas.
De tanto repetirla se ha quedado como una de esas verdades inamovibles que todos creen y casi nadie cuestiona cuando en realidad es una verdad manipulada, que no una mentira total.
Me explico. Estados Unidos y otros países occidentales tienen armas nucleares, es de ignorantes negarlo. Pero el tema es que no se están incrementando las armas nucleares en Estados Unidos ni en el mundo occidental y gran parte del mundo que se ha sumado a esta iniciativa mundial.
Para ser justos y sinceros hay que reconocer que más del 70% del arsenal atómico militar norteamericano se ha desmantelado y que hace más de 20 años que eliminaron sus programas de armas biológicas y químicas. Hay elementos de juicio para argumentarlo en un país donde la prensa es libre y la guerra se declara sólo con la intervención del congreso.
En Estados Unidos, a pesar de las mentiras que se repiten cada minuto sobre ello, ni se amenaza a los países vecinos ni el presidente (o mejor argumentado, el ejecutivo) puede declarar la guerra a otro país de manera arbitraria. Para mover un soldado el presidente norteamericano está obligado a dar cuentas antes en el congreso, que da su apoyo o no, a la medida.
Es una de esas magistrales enseñanzas de los padres de la nación norteamericana que tuvieron la previsión, sin saber que un día habría armas químicas o nucleares, de maniatar a cada poder del estado al criterio del resto de los poderes.
Otro elemento que se olvida de forma malintencionada es que existe un consenso mundial mediante el cual se están reduciendo paulatinamente las armas nucleares en todos aquellos países que las poseen, y que a su vez han creado una legislación universal de obligado cumplimiento para todas las naciones del mundo.
Las agencias internacionales de energía atómica son organizaciones independientes aceptadas por todos los países que permiten la supervisión e inspección de sus planes atómicos. Cada vez que se realiza un nuevo experimento nuclear con carácter militar se está violando dicho consenso y las leyes que de él emanaron. Por ello no existe hipocresía exigir explicaciones para quien realiza nuevas pruebas cuando el resto las está desmantelando.
Los reclamos que se realizan a países que violan estas normas universalmente aceptadas son gobernados por personajes o partidos de amplia y reconocida amenaza hacia sus vecinos o zona geopolítica.
Son gobiernos de corte dictatorial, donde la voluntad del mandatario es la máxima voluntad del estado y donde no es necesaria más que su palabra para declarar una guerra hacia otros países.
Por si fuera poco, la opinión pública, la prensa y los poderes que deberían ejercer de contrapeso al poder ejecutivo no tienen voz ni voto. El ejecutivo tiene la potestad de ocultar a la opinión pública sus medidas y decisiones como ocultó Irán durante 12 años su plan nuclear mimetizado bajo fines pacíficos mientras sufragan atentados terroristas en el mundo, en especial, contra Israel.
Este es otro elemento de peso que se oculta por la manipulación antiyanqui. Corea e Irán son países que esconden, apoyan y sufragan a grupos de corte terrorista a los que ellos llaman revolucionarios.
Si esto es hipocresía los grupos antiyanquis tienen que revisar sus diccionarios de la lengua.
LITERATURA Y CINE. LUEGO, LO DEMÁS…
