La humanidad contra el Planeta

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blankEn un lapso de tiempo muy breve varias circunstancias me obligan a pensar en esto del cambio climático y nuestra responsabilidad en ello.

Terremotos continuados, ciclones y huracanes y catástrofes de todo tipo que la mayoría asumen que se deben a nuestra responsabilidad y en medio de todo ello un capítulo de la curiosa serie Outsiders, donde un personaje que defiende al planeta contra las transnacionales y las grandes empresas dice a un agente de la ley que le pide ayuda en algo:

La humanidad es un error de la evolución. Somos un virus tóxico que ha estado matando este planeta durante años. Lo único que me preocupa es la Tierra. Esta bella y perfecta Tierra.

A cualquiera medianamente sensato estas palabras le resultan exageradas. Seguramente el guionista quería recalcar nuestra responsabilidad en la destrucción del planeta y, sin embargo, a mí me llegó el mensaje envuelto en la caracterización de ese personaje, de maneras limpias, educadas y galanes, pero cuyo mensaje lo convierte en un fanático intolerante.

No entro en la discusión de si somos o no responsables en la destrucción del planeta, quizás (casi con seguridad) lo seamos, quizás no. Puede que nos estemos cargando nuestro ambiente, incluso podría llegar a aceptar (lo cual me parece ciertamente exagerado en la era de las redes sociales y smartphones más listos que sus dueños) que catástrofes tradicionales sean más frecuentes; lo que no acepto, lo que me desconcierta es que para defender una causa que creen justa haya quienes usen argumentos torcidos.

El personaje de Outsiders podría ser sólo eso, un personaje de ficción al cual no hay que tomar muy en serio, pero basta ver los comentarios de un grupo selecto de gente ante un error cometido por un presentador de televisión en España que cortó la falda (previo acuerdo con la implicada) de su compañera de reparto en el programa: “te vamos a matar mañana”, “que se mueran tus hijos”, “me cago en tus muertos” y cosas parecidas.

No es lo mismo insultar que tomar las armas, pero cuando alguien considera que su causa es justa y que cualquier medio es lícito para luchar contra sus semejantes, que son además un virus al que aplastar, habrá que temer a sus reacciones si un día le damos el poder de juzgar.

Más de una vez hemos visto en granjas de animales exóticos cómo algún defensor del planeta suelta a todos los animales en un medio que puede serles hostil, o lo que es peor, que podrían alterar la biodiversidad de la zona. ¿En qué cabeza cabe defender a la naturaleza por el medio de alterarla?

Me viene a la cabeza una frase del doctor Carlos López Otín, bioquímico y gran divulgador de la ciencia, que suele comentar en sus charlas que no existe un gen mágico que nos haga humanos, pero si hay unos pocos genes, muy pocos, en los que unas mutaciones concretas, se han acumulado específicamente en nuestra especie, en el Homo Sapiens (…) y nos han ayudado a hablar, a emitir un lenguaje articulado y nos han hecho peculiares como especie.

Mi pregunta es: ¿por qué creer que esta peculiaridad, que sólo ha tenido antes el Neardental, nos convierte en un virus, una plaga, un accidente que deberíamos extinguir? Dicen que en esos días, quizás hoy mismo, se acaba el mundo; a ver qué culpas cargamos como humanidad cuando no se acabe.

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