El mito de la educación y cultura cubanas

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Cada vez que encuentro algún defensor de la dictadura cubana, o cuando menos alguno que le duela reconocer la inferioridad del sistema totalitario socialista respecto al resto del mundo, siempre argumentan como ejemplos de logros de la dictadura, a la salud y la educación cubanas.

Es inevitable que se presente alguien replicando que los cubanos a los que ha conocido en Europa, son casi todos educados, y con carreras universitarias, lo que no sucede con el resto de América Latina.

Bien, estaría dispuesto a darles la razón, luego de que vean el vídeo que ha publicado el joven realizador cubano Yassel Iglesias en su perfil de Facebook y que comparto con ustedes. Estoy dispuesto a darles la razón al margen de que los cubanos que se atreven con Europa casi siempre son aquellos desafectos al régimen que sólo pueden salir con retruécanos legales (y a veces ilegales) que los menos preparados no pueden elaborar.

Aquellos cubanos que no tienen familia fuera de la isla, que no gozan un pasado que les permita enarbolar una nacionalidad europea que ni sabían que existía en su genealogía, que no tienen una profesión o medio de vida con cierto reconocimiento social fuera de la isla, casi siempre se ven obligados a las pateras y balsas, y por supuesto, a La Florida.

Por tanto, los cubanos que conocen los europeos son muchos de los más preparados y menos conspicuos desde el punto de vista delictivo, que también los hay en Miami, por supuesto, pero también hay menos de los otros en Europa. Muchos tienen carreras pero es mentira que estén más preparados o que tengan una cultura superior al resto de América, y mucho menos de algunos países del primer mundo.

El cubano de la calle, tenga o no tenga un título universitario, sabe muy poco o casi nada sobre muchas cosas, y de algunas no sabe absolutamente nada. Demasiadas preocupaciones hay con llenar la olla de comida en medio de un régimen que exige entrega total, física y mental, como para preocuparse por los cambios políticos mundiales, la literatura clásica o best seller o la caída de un muro que dividía un país que no se saben dónde se encuentra y que además dicha información está vedada por retrógradas consideraciones políticas.

No creo que todos debamos recordar y saber mucho sobre casi todo. Soy historiador de profesión, y fuera de dos o tres fechas que son inevitables recordar, mi cabeza está libre de números que puedan ocupar más sitio del que puedo tolerar.

Ahora mismo no recuerdo la fecha exacta de 1989 en que ocurrió la caída del muro de Berlín, pero con un click y dos teclazos encuentro la fecha sin esfuerzo. Sin embargo, puedo hacer una disertación, bastante certera y extensa, sobre los motivos que llevaron a esa caída y las consecuencias históricas, políticas y sociales que ha tenido para el mundo, y esto sin siquiera dudar sobre lo que expreso.

Jamás pondré reparos en que alguien no sepa la fecha o el lugar de nacimiento de Antonio Maceo, uno de los próceres cubanos de la lucha contra la España colonial. Yo mismo no lo sé y no me preocupa saberlo.

Pero a fin de cuentas Maceo es importante para la historia local cubana, y quizás, a los muy interesados de la historia de España. Maceo es, simple y llanamente, un mulato con ansias de libertad y tintes autoritarios a lo Simón Bolívar, que libró una guerra contra sus compatriotas que eran favorables a la colonia española.

Pero sí me importa que un ciudadano, sea de dónde sea, no sepa en qué país ocurrió la caída del muro, dónde se tiraron las bombas de Hiroshima y Nagasaki o que no existan fronteras entre Estados Unidos y Australia.

Y aún más preocupante es que muchos de esos mismos cubanos que no saben casi nada sobre casi todo de la historia o la sociedad actual en el mundo, tampoco sepan sobre lo único que les machacan la cabeza a diario en las escuelas cubanas.

La educación cubana, que ya de por sí es falsa, manipuladora, tendenciosa, mentirosa, parcial, limitada, es además, un fracaso total porque no logra –ni siquiera– crearle al cubano la cultura localista, partidaria y embustera que pretende.

Es llamativo que a las únicas preguntas que responden con seguridad los cubanos a los que entrevistan son aquellas que les repiten a través de la única publicidad que permite el gobierno, la única permitida en las escuelas y la única que se permite en las manifestaciones públicas y obligatorias autorizadas por el sistema casi cada mes: ¿Quién es el padre de la patria, quién es el apóstol, cuál es el día de la patria, cuándo triunfó la revolución, quién es el titán de bronce?

Son todas preguntas que tienen respuestas prefabricadas, como mensajes en latas de conserva que reparten las maestras en las escuelas cubanas desde primer grado hasta el bachillerato, que ellas mismas aprendieron de otras maestras que las aprendieron de otras que tenían el mismo mensaje enlatado.

Salvo de esta quiebra cultural y educativa a la universidad porque en Cuba, al menos yo, tuve los mejores profesores de historia de la isla, y con muy pocas excepciones, todos eran muy competentes y tenían un pensamiento más o menos independiente y nos intentaban enseñar a pensar por nuestra cuenta, al menos hasta donde les permitía el medio autocrático.

Y algo que es aún peor, los pocos que creíamos tener algo de cultura, los que pretendíamos conocer algo sobre el mundo, que podíamos presumir de haber leído El Ulises de Joyce o de haber visto la Trilogía de los Colores de Kieslowski o de saber cómo funciona un parlamento libre o una democracia verdadera, nos dimos cuenta de la realidad de nuestra ignorancia cuando salimos de la isla.

Allí en la isla, hay ahora mismo, escritores, artistas, intelectuales, que son capaces de hacer disertaciones orales o escritas sobre las vanguardias artísticas pero no entienden y no saben cómo funciona la democracia. Que quizás tenga la cabeza llena de obras literarias y autores de puntera que recuerdan a la primera de cambio, pero no tienen cultura democrática, no saben polemizar, ni pensar por cuenta propia porque tienen la cabeza llena del mismo mensajito enlatado.

Pues para aquellos que siempre critican a los norteamericanos por no saber casi nada del resto del mundo, y que casualmente son los mismos que defienden la educación cubana sin importarles la dictadura que la enarbola como un logro, aquí les va este vídeo que deja en muy mal lugar, incluso a las educadoras cubanas, las mismas que deben, instruir al resto de los cubanos del futuro. ¡Triste futuro para la isla si algo no lo remedia pronto!

 

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