Me preguntas por la soledad

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Me preguntas por la soledad, si le temo, si no creo que alguna vez tendré que abandonar esta misantropía para compartir con alguien el futuro.

Mira, te soy sincero, la soledad es un estado mental donde te hundes si permites que tu vida sea ociosa y sin futuro.

Nunca estoy solo cuando estoy viendo por enésima vez Cinema Paradiso o El chicuelo, o cualquiera de las películas de Chaplin que dudo siempre en llevarme a una isla desierta si tuviera que escoger obligatoriamente.

Nunca estoy solo si tengo libros como Doktor Faustus, La montaña Mágica, Drácula o El filo de la navaja, esos libros que lees y te preguntas por qué no dejaron que los escribieras tú.

Nunca estoy solo si existe una película como Rouge, de la Trilogía de los colores, de Kieslowski, o El concierto, de Radu Mihaileanu, donde el hombre es lo importante más allá de otras consideraciones ajenas.

Siempre tengo momentos de soledad, en los que hablo con los muertos, como aquella forma que decía Baltasar Gracián, de conocer lo que se había hecho antes de ti. Pero, más que solo, es otra forma de vida, en la que intentas hablar contigo mismo; crear algo útil de aquello que has aprendido de hablar con los muertos y hablar con los vivos.

En cualquier caso, no siempre he estado solo como tú entiendes la soledad. Es decir estar con alguien a tu lado que muchas veces te impide estar con Cinema Paradiso o El chicuelo, o cualquiera de las películas de Chaplin que dudo siempre en llevarme a una isla desierta si tuviera que escoger obligatoriamente.

No he estado solo como tú entiendes la soledad al tener a mi lado una voz que exige una entrega que no puedo cumplir porque no permite estar a solas con el Doktor Faustus, La montaña Mágica, Drácula o El filo de la navaja, esos libros que lees y te preguntas por qué no dejaron que los escribieras tú.

No estás solo si cuando estás acompañado, la otra mitad que crees que está de tu parte es un incordio que desconoce y reniega Rouge, de la Trilogía de los colores, de Kieslowski, o El concierto, de Radu Mihaileanu, donde el hombre es lo importante más allá de otras consideraciones ajenas.

¿Crees de verdad que estoy solo? No, estoy conmigo mismo, que es muy diferente de estar solo. Sobre todo cuando la compañía no merece la pena.

 

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